¿Por qué escoger Vietnam y Camboya?

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Solamente por visitar uno de los destinos más alucinantes del mundo, los templos de Angkor Wat, ya merece la pena el volar durante horas y horas, sabiendo que se va a pasar calor, mucho calor y que el esfuerzo compensará incluso a los viajeros a los que ya nada les puede sorprender. Para Lonely Planet, este maravilloso complejo religioso, capital del imperio Jemer, encabeza la lista de los 500 lugares más bonitos del mundo.

 

Su vecino país, Vietnam es uno de esos destinos que enamoran por infinidad de razones: paisajes increíbles, una cultura milenaria, mucha historia, exotismo a raudales y por si faltaba algo, seremos testigos de excepción del tremendo cambio que está experimentando el país, al estilo del que sufrió Occidente en la década de los sesenta.

 

Es un destino que, al principio, nos imponía respeto por los rumores que corren en la red y las experiencias de algunos viajeros, que relatan cómo los turistas occidentales no son bien recibidos y no se les tiene demasiado aprecio en el país, quizás por las guerras que libraron contra franceses y americanos. Y por esta razón, estuvimos tentados de cambiar Vietnam por Laos o Birmania. Finalmente ganó Vietnam, porque el poder contemplar la Bahía de Halong con nuestros ojos, no tiene precio.

 

Los corazones se ganan, y esperamos hacerlo también con los de los vietnamitas que se crucen en nuestro camino, pero, si se muestran poco amigables, siempre nos quedarán sus magníficos paisajes y su excelente gastronomía

 

Este mismo temor lo sufrimos al preparar el viaje a Rusia, y una vez allí, nunca jamás ningún ruso fue descortés, al contrario, muchos fueron amables hasta extremos insospechados, y conocimos a algunos ciudadanos rusos verdaderamente peculiares que contribuyeron a  que fuese una experiencia inolvidable, y a que cada día, soñemos con regresar a tan extravagante país.

 

Durante la preparación de este viaje, los vietnamitas que hemos ido conociendo han sido todo amabilidad, y al llevar muy pocos detalles para culminar en destino, tampoco nos resultan ya excesivamente preocupantes los rumores y habladurías sobre su carácter. Cada día que pasa, estamos más convencidos de haber acertado en el destino.

 

En el aspecto económico, que siempre influye a la hora de decantarse por el lugar a visitar, señalar que no es lo mismo viajar durante una semana a un destino con un nivel de vida elevado o similar al europeo, cuyo coste puede ser todavía asumible, que hacerlo durante un periodo más elevado, lo que supondrá con toda seguridad contar un presupuesto holgado, acorde al destino escogido, y que probablemente, no esté al alcance de cualquiera.

Vietnamita

La alternativa más viable para disfrutar de un periodo más extenso en destino, de unas dos o tres semanas, a precios asequibles pasa por escoger países cuyo nivel de vida sea netamente inferior al que disfrutamos en Europa, y donde los alojamientos, la manutención, los traslados y las entradas a los lugares de interés, cuesten, como mínimo la mitad que en nuestro país.

 

Para lograr un presupuesto reducido, será imprescindible viajar por libre y a medida, escogiendo vuelos y alojamientos, traslados, recorridos y excursiones, organizando y cuidando cada detalle para conseguir un equilibrio precio / calidad que llene nuestras expectativas.

 

Debemos tener en cuenta que, para largas distancias, el principal desembolso va a ser el vuelo, por lo que resultará de lo más interesante maximizar el tiempo en destino y así amortizarlo.

 

Llegado el momento de tomar una decisión, entre las posibles opciones que barajamos, nos decantamos por Vietnam y Camboya, descartando Tailandia e India por la dificultad para conseguir el visado para ciudadanos no comunitarios.

 

Porque un viaje al sudeste asiático es siempre una aventura y mucha historia, es una esbozar una sonrisa cada mañana, al asombrarse de lo diferente, es colorido por doquier, sabores exóticos, leyendas ancestrales, playas, ríos, montañas, islas y ciudades, una explosión continúa de los sentidos, en una palabra, es variedad, a precio todavía asequible.

 

Desde hace algun tiempo, el país, en general ha experimentado un desarrollo importante, pero hay que tener presente que, ni cultura, costumbres, ni recursos, ni estándares de calidad, ni economía se corresponden con lo que conocemos, y nos podemos encontrar en situaciones donde la gestión de residuos o el mantenimiento urbano, o el respeto hacia los animales puede no ser el adecuado, además de poder provocar susceptibilidades, al descubrir, por ejemplo, que el perro forma parte de su gastronomía y es posible tropezarse con una barbacoa perruna sobre la acera.

 

La circulación es un bastante caótica y en las grandes ciudades la invasión motorizada llega a límites insospechados, lo que puede resultar totalmente curioso, o agobiante para algunos viajeros.

Hanoi

Los vendedores, pueden llegar a agobiar por su insistencia, y como suele ocurrir en casi todas partes, las trampas para turistas están a la orden del día, trampas que pueden ser fácilmente evitadas leyendo un poco sobre el país e informándose sobre el destino y sus peculiaridades.

 

Con todo esto presente, teníamos por delante un largo camino para configurar un itinerario que nos permitiera conocer en 24 días, lo mejor de un extenso país como es Vietnam, y al menos, lo más interesante de Camboya, descartando Laos, por falta de tiempo y por el incremento de costes, puesto que cada vez que se añade un país a la lista, esto conlleva sumar el precio de visado y vuelos internacionales entre países.

 

Añadir Laos, por una parte, nos suponía gestionar visados a la llegada, sumado a que, el precio de los vuelos, para poder combinar los tres países nos disparaba el presupuesto y nos dejaba con la sensación de estar siendo injustos al dedicar tan solo tres o cuatro días a un país tan maravilloso como es Laos, y al mismo tiempo, nos sentíamos culpables por dejar demasiado pobre la ruta por Vietnam.

 

Camboya es un país muy interesante, pero es necesario contar con bastante tiempo para recorrerlo, haciéndolo además por las rutas ya establecidas y sin salirse de ellas porque todavía quedan muchas minas enterradas y que podrían estallar.  Sus playas son una maravilla, y todavía sin que la explotación turística haya mermado sus encantos, pero las descartamos con mucho dolor de corazón porque el tiempo de playa lo queríamos introducir al final del viaje para descansar.

 

Con estas premisas, nos pusimos manos a la obra para la nada fácil tarea de crear un itinerario a nuestra medida combinando lo que nos apetecía ver en cada país.

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“Viajar es un ejercicio con consecuencias fatales para los prejuicios, la intolerancia y la estrechez de mente”. – Mark Twain